miércoles, 23 de septiembre de 2015

La moda, más allá de lo que vestimos.

Muchas veces pasamos por la vidriera de un negocio y nos surgen unas ganas de comprarnos algo, no sabemos qué ni cómo, lo único que sabemos es que queremos algo nuevo.  Entonces entramos y  empezamos a buscar aquello que “nos hace falta”.
Este proceso, la creación de un deseo que se manifiesta como una falsa necesidad, es obra del marketing y la publicidad que aplica una empresa para aumentar sus ventas. Si hay una industria que se especializa en bombardearnos con miles de anuncios diarios, esa es la industria de la moda, o moda rápida como se la denomina en la actualidad.

Y es que en un negocio de ropa nada queda librado al azar, desde la vidriera, la decoración del local, su ubicación, el perfil de los vendedores, la forma en la se exhiben las prendas, las bolsas, el aroma, todo absolutamente todo está armado para que compremos más sin razonar lo que pagamos. Es de esa manera que llevan nuestra necesidad de vestirnos a un deseo que nos hace actuar por impulso, es así como pagamos precios desorbitantes por prendas de mala calidad, producidas en serie y muchas veces con mano de obra esclava.

Según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social cerca del 60 por ciento de las empresas de confección registradas se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires, cifra que asciende al 90 por ciento si la adicionamos al conjunto de la provincia de Buenos Aires. Acorde al último informe de La Procuración de Trata y Explotación de Personas, más del 40 por ciento de las víctimas de los primeros 71 procesamientos dictados por el delito de trata de personas con finalidad de explotación laboral –reducción a servidumbre y trabajo forzoso–, referidos a 156 imputados y 516 víctimas, corresponden al sector textil.
Estos talleres clandestinos que evaden todo tipo de normas de seguridad, higiene y leyes laborales, abastecen a un mercado millonario que comercializa las prendas de manera ilegal, pero también legalmente en los principales shoppings  y avenidas del país.
Es responsabilidad de todos como sociedad no dejarnos llevar por el impulso de la compra, y antes realizarnos algunas preguntas ¿Por qué si es de tan mala calidad cuesta tanto? ¿Por qué ahora está a mitad de precio y sigue dando ganancias? ¿Realmente lo necesito? ¿Cómo es posible que sea tan barato? Debemos tener cuidado cuando encontramos productos cuyos precios están muy por debajo de la media o que son muy elevados pero que bajan rápidamente, ya que todo tiene un costo y muchas veces es humano.

“Niño Arcoiris” es una empresa de ropa para chicos comprometida socialmente. Forman parte de EME Marca Colectiva. EME promueve el desarrollo de una identidad local propia, basada en una red de comercio – producción - consumo orientado hacia el desarrollo solidario y sustentable. Promueve los valores universales de PAZ, VERDAD, RECTITUD, NO VIOLENCIA Y AMOR a través de mensajes en sus prendas. 
Participa todos los domingos en nuestra Feria de Consumo Responsable al igual que “Cottonpom, ecológico”, un emprendimiento de ropa para bebés que nació para promover el desarrollo sostenible, el consumo responsable y el comercio justo.
Desde sus productos fomentan el consumo de algodón orgánico junto a las prácticas que se utilizan para cultivarlo, las etapas de confección,  hasta el producto final.


Existen opciones a la moda de descarte y al trabajo esclavo, solo tenemos que buscar en los lugares indicados, cada vez son más los diseñadores y emprendedores que se animan a seguir un camino con responsabilidad empresarial, social y ambiental, apostando a la calidad y a diseños que van más allá de lo que se usa en el momento.


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